Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año no son para lanzar las campanas al vuelo (el paro alcanza a 4,5 millones de personas, el 19,7% de la población activa), pero sí son alentadores, que no es poco.

El empleo empieza a reaccionar. Por primera vez desde el inicio de la crisis, durante dos trimestres consecutivos se han creado puestos de trabajo. En el verano, el empleo ha crecido en 69.000 personas y la población ocupada, si bien lejos de los 20,3 millones que había en el 2007, está en 18,5 millones, 152.000 más que en el mes de marzo.

La creación de empleo ha conllevado una caída del paro de 70.000 personas, lo que hace que la tasa de desempleo vuelva a ser inferior al 20%. Y al mismo tiempo, por primera vez desde la crisis, desciende algo el número de familias que tienen a todos sus miembros en paro.

Menos positivo es que a los 92.000 asalariados más del trimestre (bajan los autónomos y pequeños empresarios) se llegue por la pérdida de 34.900 empleos fijos y la creación de 127.800 temporales. Puede que las empresas, como no puede dejar de ser, empiecen a contratar con gran precaución en la fase inicial del ciclo, pero la estacionalidad también cuenta. Por eso inquieta que los nuevos empleos se generen en el sector servicios (en gran parte turismo) mientras que el industrial sigue perdiendo puestos de trabajo, aunque a un ritmo inferior.

El paro disminuye ahora, pero en el último año ha subido en 451.400 personas. Con todo, el ritmo anual de destrucción de empleo se ha reducido del 6,8% (media del 2009) al 1,7% en el tercer trimestre. Y el del paro ha bajado de una media del 41% y el 60% (2008 y 2009) al 12,7% en lo que llevamos del 2010. Sería pues tan necio negar los signos positivos como ocultar que el empleo sigue siendo el talón de Aquiles de España. Por eso, los parados de larga duración (los que llevan más de un año) siguen subiendo (61.200 en el trimestre y 664.000 en el año).

Por último, hay que señalar la acentuación de la divergencia entre las comunidades autónomas. Mientras Euskadi tiene un paro del 10%, Andalucía y Canarias están en el 28%, la Comunitat Valenciana en el 23,41% y Cataluña y Baleares, en un intermedio 17%. ¿Ayuda así el exceso de solidaridad al dinamismo económico?