Faltan pocos días para la celebración de las fiestas de Sant Pere, que llevan la alegría y animación al distrito marítimo del Grao de Castellón, pero en el mundo del sector pesquero no se respira precisamente un ambiente como para tirar cohetes. El motivo es muy sencillo: el precio del gasóleo está ya por las nubes, tanto que supera incluso los precios del año 2005, fecha en la que se llegó a huelgas y movilizaciones en todas las cofradías. Tanto es así que desde el sector se teme que la situación llegue a ser insostenible e incluso salga más barato quedarse en puerto que salir a faenar para pagar el combustible.

La huelga tampoco parece solución para las cofradías. Ya tuvieron bastante con la de hace ahora seis años, ya que desde entonces la presión ha sido máxima en forma de sanciones e inspecciones, que a más de uno le han dejado escarmentado como para no volver a sublevarse ante lo que consideran una gran injusticia. Ante esta desagradable tesitura, el sector pesquero navega por aguas turbulentas que, por lo que se avecina, no parecen calmarse, si no al contrario. Si de cinco días de faena, tres o cuatro son para pagar gastos, poco porcentaje de ingresos le restan al patrón para afrontar cada jornada. Pocas salidas se vislumbran para este viejo oficio.