Querido lector:

El president Francisco Camps ha vuelto a sorprender a todos a la hora de elaborar el Consell que le acompañará en su tercera legislatura al frente de la Generalitat. Un Consell profundamente renovado en el que Castellón, sin duda, se ha visto perjudicado por la reducción de conselleries (de 13 a 10) y en el que pierde claro protagonismo. Aunque la cartera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente que asume la alcaldesa de la Vall d’Uixó, Isabel Bonig, es muy importante para el desarrollo turístico de esta provincia (y es la que pidió Carlos Fabra en la entrevista que publicó Mediterráneo) es insuficiente para las aspiraciones de Castellón.

Dada la crisis general y la situación económica por la que atraviesa la Generalitat, en buena lógica la inversión en infraestructuras mermará en favor de aquellas conselleries que tienen competencias de corte más social como son Sanidad y Educación y Empleo. Camps ha primado de forma clara el campismo de Alicante y el cap i casal de Valencia, que era lo que muchos temían en Castellón, y pese a que Fabra dice que no se puede quejar y que está contento, es un desmerecimiento para los castellonenses que de 10 conselleries solo tengamos una.

Por otro lado, es un acierto dividir Hacienda y Economía en dos áreas diferentes y poner al frente de la primera a José Manuel Vela, un gran conocedor de cómo están los números en la Administración autonómica y el que se ha encargado en estos últimos años de ordenar las cuentas del desordenado vicepresidente económico saliente Gerardo Camps, que todo indica que se irá al Senado. Falta por saber el futuro de los otros dos pesos pesados, los castellonenses Vicente Rambla y Manuel Cervera, que en contra de todo pronóstico se han quedado fuera del organigrama, los dos por voluntad propia al no considerarlos el presidente en su justa medida. Y otra lectura a tener en cuenta a la hora de valorar la composición del gobierno es la herencia política que deja el president. Lo que ya se venía comentando lo ha ratificado con Paula Sánchez de León, una persona de su absoluta confianza, que ha crecido bajo su sombra, y que ahora pasa a ser la vicepresidenta única.