Querido lector:

Continuidad, renovación y equilibrio entre ambas son las claves en la nueva y regenerada Diputación Provincial, según dio a conocer el presidente, Javier Moliner al presentar su organigrama de gobierno.

Renovación, no solo en el estilo más informal, o en la utilización personalizada de las nuevas tecnologías, o en la austeridad y reducción de costes por altos cargos, sino sobre todo en los nombres de Miguel Barrachina, nuevo en plaza y con la mayor de las responsabilidades económicas de la institución; con Andrés Martínez, joven pero experimentado alcalde de la población más turística de la provincia, Peñíscola, precisamente en el área donde la institución provincial va a hacer más hincapié; Mario García como coordinador de los principales motores y a la vez principales clientes de la Diputación, como son los alcaldes de los 135 municipios; y Vicent Sales, al frente del aparato humano y técnico de la institución. Los dos primeros como vicepresidentes y los dos segundos como diputados políticos de la máxima confianza de la presidencia.

Y continuidad en los nombres de Francisco Martínez, vicepresidente primero y Vicent Aparici, vicepresidente tercero y portavoz, ambos hombres de la absoluta confianza del presidente provincial del PP, Carlos Fabra, y responsables de las mismas áreas prácticamente que han gestionado en los equipos de gobierno presididos por este último, junto con Esther Pallardó, que pasa a la extensa área social y el resto de diputados con competencias repartidas entre ambas corrientes de renovación y continuidad.

La habilidad de Moliner en el difícil papel de liderar la transición hacia el posfabrismo ha quedado patente en el diseño de su equipo de gobierno. Ahora toca funcionar.