Querido lector:

Los niños ya han acabado el cole y tanto en Castellón, como en Vila-real, Burriana o la Vall, por citar solo los cuatro municipios más poblados de la provincia, se produce el éxodo ritual de todos los años hacia la segunda residencia, aun a pesar de los tiempos de crisis que corren.

Y claro, sobrevienen los problemas, molestias o inconvenientes clásicos y tradicionales de siempre relacionados con esta circunstancia, que si de dan cuenta, no se solucionan nunca porque no hay voluntad de conseguirlo. Son problemas cíclicos, que ocurren todos los años y por tales forman parte ya de nuestro ideario colectivo.

Por ejemplo, el tráfico y los colapsos en las horas punta en las carreteras de trasiego, tanto a la ida como a la vuelta del trabajo. Las vías reinas son la tercermundista nacional 340 entre Castellón y Benicàssim y la presupuestada pero nunca ampliada carretera de Vila-real a Burriana, que permanecen prácticamente iguales desde hace 25 años. Infumable y son verdaderos calvarios.

Otro ejemplo: las coberturas telefónicas de móvil o internet. Y eso que solo es la población existente la que se muda unos pocos kilómetros. Si esta zona llega a ser turística de verdad y sumáramos visitantes por doquier, les aseguro que en el litoral de la comarca de la Plana no se podría hablar por móvil ni mucho menos navegar o comunicarte a través de wifi por internet.

Más ejemplos: los mosquitos. Las abundantes zonas de marjal y zonas agrícolas húmedas de la Plana, hacen que estas tierras bajas sean proclives. Pues cada año parece que haya más y más y que vayamos hacia atrás en la lucha contra estas plagas tan molestas contra las que los ayuntamientos principalmente hacen muy mal los deberes.

Como ven, un verano más, igual.