Querido lector:

Dos noticias aciagas hacen que hoy sea un día negro para Castellón. Por un lado, la noticia más sentimental, la más unida al acervo y raigambre de la capital de la Plana por la implicación que siempre tiene el club de fútbol de toda la vida de tu ciudad: la Federación Española de Fútbol y la Asociación de Futbolistas han acordado bajar al C.D. Castellón a Tercera división por no cumplir los pagos requeridos ante la veintena de denuncias de jugadores y exentrenadores. Todo ello, a pesar de que el juzgado de lo Mercantil haya aceptado el proceso preconcursal que, en teoría, podía darles cuatro meses de oxígeno a los propietarios para solventar la deuda, aunque en Mediterráneo ya advertíamos con fuentes jurídicas de la Federación y de la AFE que esta aceptación judicial no iba a eximir a los propietarios de la fatal decisión de las autoridades deportivas.

Las palabras del alcalde Alberto Fabra dejan bien a las claras la consideración que se tiene en la ciudad de los socios de Castellnou, de los propietarios: “O regalan el club y dejan de engañarnos o los tiramos a patadas de la ciudad”. Más claro no se puede ser contra quien ha combinado un legítimo derecho empresarial con un desprecio absoluto por el sentimiento albinegro en la ciudad, que ha provocado un rechazo social hacia su gestión y sus personas nunca visto en Castellón.

Y por otra parte, día aciago también para Castellón porque, acabado el plazo el 30 de junio que se había dado el Ministerio de Fomento para el inicio del AVE entre Valencia y Castellón, nadie sabe nada salvo debates infructuosos de corredores europeos. La realidad para Castellón es que no se ha producido licitación alguna, tal y como días atrás dejó caer la secretaria general de Fomento, Inmaculada Rodríguez Piñeiro.