Un éxito rotundo. Cientos de miles de ciudadanos de más 80 países salieron a la calle convocados por el movimiento 15M convertido en 15O este sábado. La jornada de reivindicación mundial ha puesto de manifiesto de nuevo la indignación general con una situación que lejos de mejorar, empeora. Las proclamas fueron muchas pero una de ellas, la precariedad del empleo unió a jóvenes y a mayores que exigían un trabajo y salario mínimo digno, prohibición de los ERE y creación de cooperativas frente a despidos y cierres. Pero, ¿hasta qué punto ha sido un éxito real esta protesta masiva contra el sistema económico y social? La precariedad laboral se convierte en picaresca. Parece que en este país, en esta Comunitat, hay que pedir perdón por tener un trabajo con un sueldo ínfimo. La calidad laboral se deteriora y con la excusa de la crisis, la patronal propone una revisión de la Ley de Huelga y bajar aun más el despido, 20 días y a callar. Las reducciones de jornadas con bajada de sueldo incluida están a la orden del día y son la antesala de un despido más barato pero el trabajador traga aunque no debería hacerlo. Tres de cada 10 contratos en Castellón dura 7 días. Temporalidad extrema para gente desesperada. Los sindicatos denuncian condiciones laborales pésimas y los indignados lo gritan en las calles pero ahí se queda todo. Este movimiento que cada vez que sale a la calle llena de esperanza a los ciudadanos, debería entrar en el juego político para ser realmente efectivo y bloquear en el Parlamento, que es donde es posible, todas las barbaries sociales y económicas que se están cometiendo. Más de uno se sorprendería si este 20N, el 15M se presentase a unas elecciones que algunos las creen ya ganadas. H