Querido lector:

Habrá muchos análisis sobre las cuentas públicas autonómicas para 2012 presentadas ayer por el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, dependiendo sobre todo del cariz político con el que se las quiera analizar. Pero aunque los números son muy sufridos, hay una serie de líneas maestras muy claras.

Primero, son unos presupuestos sin ingresos consolidados claros a raíz del desconocimiento de la principal fuente: la transferencia del Gobierno central. Segundo, son unos presupuestos que se ajustan al endeudamiento permitido por el Ministerio de Economía dentro de los planes de estabilidad financiera y de control de la deuda.

Tercero, son unos presupuestos que mantienen estructura a pesar de los ajustes y recortes. Es decir, mantienen la estructura de Sanidad, Educación y Política social que supone alrededor de un 80% del presupuesto y se producen recortes considerables en el sector de las empresas y organismos públicos y en la inversión territorializada.

Y cuarto, en la provincia de Castellón estos recortes dejan prácticamente a cero cualquier inversión directa. Tal es así que supone un recorte de otros 25 millones de euros a los 30 ya recortados en los pasados presupuestos del 2011, lo que viene a suponer que la inversión directa en 2012 será la mitad que en 2010. Y eso, se mire por donde se mire, no es para nada una buena noticia.

Expresamente, contemplan pocas inversiones. No aparecen partidas alusivas a la Ciudad de las Lenguas, ni al hospital de la Vall d’Uixó, ni para la remodelación de Gaetà Huguet, ni para el Gran Vía, aunque se asegura que son partidas que están integradas en otras más genéricas a nivel autonómico. Lo que no es ninguna garantía, todo sea dicho, porque durante el ejercicio pueden tener ese destino o no.

Por tanto, son unos presupuestos que se podrían denominar de contención ante una crisis aguda, que mantienen el gasto social a duras penas y que también a duras penas mantienen congelado el empleo público, pero que no presentan ningún tipo de incentivo para la recuperación, salvo el de no subir impuestos en los tramos pertenecientes a la administración autonómica.