El PP ha tardado pocos días en hacer efectiva la sustitución de la asignatura de Educación para la Ciudadanía por otra que tendrá el nombre de Educación Cívica y Constitucional. En la oposición, los populares se opusieron vivamente a la introducción en el currículo de Secundaria de una materia que fue calificada en su día como de adoctrinamiento. Sin ir más lejos, así la adjetivó el ministro de Educación en su comparecencia de ayer en el Congreso, y añadió que el objetivo de la reforma propuesta es “formar ciudadanos libres y responsables”. ¿Acaso no trataba Educación para la Ciudadanía de conseguir lo mismo? ¿En qué consistirá la nueva asignatura?

Estamos ante un debate de calado ideológico porque bajo conceptos genéricos pueden esconderse múltiples lecturas. EpC ha sido, con sus defectos, un intento de integrar los principios del respeto, de la convivencia y de la democracia en el panorama educativo español. Por lo visto, la derecha neoliberal no lo percibe así, seguramente porque estamos hablando de un país con demasiadas rémoras históricas, demasiadas carencias y con un déficit insultante de cultura como sinónimo de civilización. Una derecha que se presenta de nuevo con ánimos de revancha, con una amenazadora política de borrón y cuenta nueva.