Querido lector:

Todo parece atado por parte de Alberto Fabra para el congreso regional de su partido que lo encumbrará por elección a la presidencia del PPCV con una estructura orgánica que le permitirá gobernar con dominio absoluto, logrando una transición pacífica y profundamente renovadora en tan solo unos meses.

La transición popular del campismo hacia lo que podríamos bautizar como fabrismo, que desde la óptica del cap i casal parecía imposible, el castellonense lo ha logrado en tan solo unos meses con acuerdos tranquilos y negociados unas veces, con decisiones imperativas otras y con un respaldo incondicional de Génova. Fuera de los improperios vacíos de un Rus en decadencia-- en realidad nunca ha pintado nada en el PPCV-- y de las tensiones con Rita Barberá, mal acostumbrada durante el campismo a campar a sus anchas, Alberto Fabra ha lidiado desde el poder y con el peor escenario de crisis posible, con una renovación en profundidad del PPCV que se escenificará este fin de semana en Alicante. Municipalismo, renovación generacional, territorialidad, fidelidad, recambios con continuidad y limpieza ante la corrupción han sido algunas de sus claves. Serafín Castellano como número dos; Jorge Bellver, por cuota valenciana de Rita, César Sánchez --alcalde de Calpe-- como cuota alicantina de José Císcar y Marisol Linares por Castellón, son las caras del puzzle popular, puestas en el tablero regional además con vistas a los congresos provinciales que deberán celebrarse antes del verano. Por ejemplo el de Castellón, donde se producirá la transición entre Carlos Fabra y Javier Moliner, que en la misma línea combinará continuidad y renovación con la elección de una secretaría provincial que representará totalmente ese espíritu renovador.