El señor Jesús, momentos antes de su ascensión al cielo, envió a sus discípulos a proclamar la buena noticia del Evangelio. “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 15, 15), les dijo. A esta misión ineludible de la Iglesia habrá que incorporar todos los medios disponibles de comunicación, desde los medios clásicos a los nuevos ámbitos de comunicación. Por ello en la fiesta de la ascensión del Señor celebramos también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

El lema de este año, Silencio y palabra: camino de evangelización, pone en relación el silencio y la palabra para una comunicación efectiva. En toda comunicación es importante su preparación por medio del silencio, de la escucha, del estudio y de la reflexión; esto es aún más necesario para quienes han hecho de la comunicación su vocación, profesión y medio de vida. Periodistas, profesores, comunicadores, sacerdotes, etc., han de tenerlo en cuenta para preservar la calidad del mensaje que se disponen a transmitir, pero también y sobre todo para ejercer bien y con responsabilidad su propia misión; a saber, acercar a oyentes y lectores la verdad conocida.

Comunicar es esencialmente comunicar la verdad, salir al paso de las preguntas, dudas, inquietudes y deseo de conocer del hombre y ponerle en relación con aquello que desea y necesita conocer. En el otro extremo están la mentira, la transmisión del error o la duda, que no producen comunicación, sino más bien incomunicación y, con ella, deshumanización. Quienes transmiten la mentira, por dejadez o por falta de rigor o de honestidad, traicionan la misión que les ha sido confiada de servir de puente de unión entre la verdad y los hombres.

Cuando se produce comunicación auténtica y veraz, es decir, cuando se transmite la verdad de la vida ordinaria se está mostrando al hombre el camino para ser auténticamente hombre y, en última instancia, se dispone el corazón del ser humano al conocimiento de la verdad que es Dios.

Hoy felicitamos a los profesionales de la comunicación y para ellos invocamos la ayuda y bendición de Aquel que es la Verdad, nuestro Señor Jesucristo, en su misión de una comunicación veraz y humanizadora de la sociedad. H