Entre los fondos del Archivo Municipal de Castellón hay una serie documental que llama la atención por su volumen. Ocupa muchos metros lineales de estantería, se inició en los años cuarenta del siglo XIX y ha continuado viva hasta la actualidad.

Comprende cientos se expedientes que guardan una parte importante de la historia urbana de la ciudad. Porque las licencias de obra, que eso es lo que albergan los estantes aludidos, responden a la necesidad del Ayuntamiento de controlar que las construcciones cumplan con la normativa urbanística del momento.

Y como partidas de nacimiento que son de cada edificio, contienen abundante información sobre ellos. Así, ubicación, memorias técnicas, planos y diseños de fachadas hablan de inmuebles, en muchos casos, desaparecidos.

Como también desaparecieron unos profesionales que por mucho tiempo fueron los responsables técnicos de las construcciones que aquí se levantaron. Eran los “maestros de obras”, figuras importantísimas en la edilicia institucional y privada del XIX.

Porque ellos, con sus titulaciones oficiales y cuando en sitios como Castellón todavía escaseaban los arquitectos, proyectaron una inmensa mayoría de obras. Gente como José Viciano, Luís Alfonso, Antonio Dols, José Cortés o Salvador Fors marcaron la fisonomía de la ciudad durante años.

Cuando en 1871 la titulación que daba nombre a su oficio, que no a su menester, desapareció, los que todavía estaban en activo continuaron con un trabajo que en 1895 fue definitivamente sustituido por los aparejadores.

En Castellón todavía hay edificios de aquella época, diseñados por aquellos profesionales. H