Comparto plenamente la postura de la portavoz del PSOE Elena Valenciano cuando cuestionó el nombramiento de Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde como embajador de España en el Reino Unido de Gran Bretaña. Pensemos que Trillo se ha de medir con el duque de Alba, embajador de Franco durante la guerra civil española y con el mismísimo Fraga Iribarne, entre los años 1973 y 1975. ¡Ahí es nada!

El Sr. ministro de AAEE y Cooperación, el Sr. José Manuel García Margallo, declaró que a partir del inicio de su ejercicio como ministro, nombraría solo como embajadores a aquellos miembros de la carrera diplomática, reservándose algunas embajadas para embajadores “políticos”, cual debe ser el caso del Sr. Trillo etc., etc.,.

El ministro español, después de que elogiase la figura del nuevo embajador en el Reino Unido, contestó a Elena Valenciano con la siguiente declaración: “En algo vamos a coincidir todos: si algo es el Sr. Trillo es extraordinario. Usted sabrá porqué y yo sabré porqué”. Apabullante... sinceramente. ¿Hacemos un repaso de las hazañas del Sr. Trillo etc., etc.? Mejor no.

Una de las tareas principales del Sr. Trillo es el asunto de Gibraltar. ¡Pues se ha lucido!, porque después de que el ministro García Margallo “sugiriera” a doña Sofía que no asistiese a la cena en honor de su prima política Isabel II, con motivo del 60 Jubileo, por el tema pesquero de Gribraltar, va y los respectivos ministros de AAEE de Reino Unido y España se reúnen y dicen que son tan amigos y que los “problemillas” de la pesca entre La Línea, Algeciras y Gribraltar, pues, que mejor que lo negocien ellos mismos, que ellos, los ministros, y el Sr. Trillo de por medio, van a lo suyo… H