43 años después de los disturbios de Stonewall en Nueva York, que dieron inicio al movimiento de liberación homosexual, se puede afirmar que lo que surgió en este breve periodo de tiempo, en respuesta al atroz asesinato de Harvey Milk, fue el inicio del movimiento sobre el cual escribo hoy. Se han utilizado todos los medios legales para conquistar derechos civiles como los conseguidos en España y poder decir en voz alta que ninguna otra revolución ha sido tan pacífica ni tan constante como la LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) .

Zapatero anunció pletórico que los gays, las lesbianas y la comunidad trans, podían casarse y tener los mismos derechos que el resto de ciudadanos. Después vinieron otras medidas que no dejaron de ser la constante de la revolución LGTB. Las personas trans podían cambiarse de nombre y muchas autonomías tenían en su cartera de servicios sanitarios las intervenciones para el cambio de sexo. España forma y formará parte de la historia contemporánea, y solo una pequeña mancha puede oscurecer la imagen de nuestra nación, y es el recurso de inconstitucionalidad presentado por el partido actualmente en el Gobierno contra los matrimonios del mismo sexo.

El día 23 de junio, en Valencia, se celebrará el día del Orgullo LGTB y eso significa que la revolución continúa porque la lesbohomotransfobia es la norma y no la excepción y esa es la tendencia que no parará. La familia socialista volverá de nuevo a recorrer las calles manifestándose en el día del orgullo, con la satisfacción de haber sido el primer partido político del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, en un país. Es, pues, la revolución constante. H