“Els nostres Governs devoren als seus administrats. Pagament d’ajudes, ja. Els llauradors i ramaders també volem ser rescatats”. Con este lema la Unió de Llauradors ha dado el punto de partida a una campaña reivindicativa con la que pretendemos sensibilizar a la sociedad y administraciones públicas de la situación que sufren los agricultores y ganaderos y reclamar así la cantidad de millones de euros, más de 23, que debe la Conselleria de Agricultura a los productores desde hace más de dos años.

La pancarta con ese lema está basada en un cuadro de Goya, el de Saturno devorando a un hijo, una alegoría que es prácticamente lo que nos sucede a nosotros. Nos están devorando, literalmente, ¿qué queda de nosotros? ¿Alguien se da cuenta?. Somos ese colectivo que más o menos va tirando a trancas y barrancas, que va trabajando día a día, que no estamos en la mente de casi nadie porque no tenemos tanto eco, pero como algún día falte en los lineales de los supermercados los productos que nosotros vendemos para que los consumidores los tengan en casa, en la mesa, veremos qué pasa.

Esta campaña ha empezado en las puertas de Conselleria en Valencia esta misma semana, pero se prevé que se amplíe por todas las comarcas castellonenses porque queremos que se enteren de nuestra situación. Se trata de un escrito de solicitud en el registro donde se pide que se cumpla el artículo 18 del Estatut de Autonomía que dice que se garantizarán los derechos del sector, su desarrollo y su protección, en definitiva. Queremos mantenernos en nuestras explotaciones pero la falta de rentabilidad amenaza el abandono, con los precios que percibimos, con las liquidaciones de los diferentes operadores comerciales desde luego no nos llega para seguir.

Pero aparte de las ayudas también deseamos saber qué modelo agrario quiere la Conselleria para nuestro sector y nuestros agricultores. Hasta ahora únicamente hemos visto carencia de rigor, de seriedad, de responsabilidad, pero sobre todo la incapacidad de la Conselleria a la hora de establecer medidas para evitar esa pérdida continuada de ingresos de los productores. No nos rendimos, menos todavía a sabiendas de lo que se nos debe y de lo poco que hacen por nosotros. H