Una de las últimas declaraciones del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en relación al tema de la economía y de cómo salir de la crisis en la que nos encontramos, nos ha dejado, no diría que impasibles sino más bien con una gran falta de reacción puesto que ya nos lo esperamos todo.

La solicitud del rescate era algo predecible. La cifra todavía no ha sido definida y en el debate en el Congreso, el presidente ha declarado que no piensa seguir financiando al país de esta forma, prolongádamente o, al menos, así se han entendido sus palabras. Por otra parte, el Banco de España ha anunciado que en el segundo semestre, España entrará en recesión, algo a lo que ya estamos habituados y que, no por ello, menos apesadumbrados.

Mientras tanto, España sigue perdiendo lustre y lastre. Lustre porque salvo aquellos ciudadanos que por naturaleza son optimistas, con cara de felicidad total y esperanza absoluta, el resto de los españoles muestra en su rostro la preocupación del momento presente. Y lastre porque nuestros jóvenes, talentosos y preparados ellos, nos abandonan, se van a otros países donde, al menos, venderán hamburguesas para poder comer y pagarse la habitación de alquiler, que aquí ni eso.

Sanidad ha decidido ahorrar dinero en el gasto de medicamentos que, por razones determinadas, no solo el costo sino el consumo en ciertas épocas del año, pienso yo, o por estar destinados a tratamientos crónicos, dejarán de estar a cargo de los servicios de salud y ahorrarán a la sanidad española bastante dinero. Así, a voz de pronto, esta medida va a afectar a mayores y pequeños y los de edad mediana que aguanten para no necesitar tratamiento. Es simplemente otra vuelta de tuerca. H