Querido lector:

Nadie conoce cuál será el destino del C.D. Castellón. Todo indica que el actual proceso de compraventa iniciado por Paco Chinchilla plantea muchas dificultades para poder llegar a buen puerto debido a lo de siempre, a la pésima gestión de los propietarios actuales, en los últimos años que ha llevado al club a tener una deuda, que se supone --porque nadie la conoce en realidad-- superior a los 4 millones de euros. Y claro, con semejante maleta, nadie en su sano juicio puede adquirir una empresa que, además, tiene muy difícil contemplar, en su plan de negocio, una rentabilidad asegurada en un corto plazo que permita amortizar esa deuda, por muchas particiones o aplazamientos que se negocien. Chinchilla tiene el apoyo de las instituciones públicas si plantea un proyecto viable, que a buen seguro el suyo lo es. Pero tanto Ayuntamiento, como Diputación o Generalitat deben circunscribir esas ayudas a la legalidad vigente, como las que han mantenido con el club tradicionalmente hasta que lo dejaron de hacer por la gestión manifiestamente punible de Castell-

nou2005. E incluso podrían adentrarse en terrenos más comprometidos ayudando a gestionar avales o préstamos con garantías a través del Instituto Valenciano de Finanzas, o ayudar a renegociar embargos y deudas con Hacienda y Seguridad Social, siempre con un nuevo propietario y un proyecto serio y viable, una vez Osuna y Blasco hayan desa-parecido del mapa de Castellón.

Pero el agujero parece demasiado grande para cualquier comprador, salvo que los dos interfectos cedan en sus pretensiones impúreas de obtener un beneficio después de dejar a la sociedad albinegra en bancarrota total y rebajen el precio o asuman parte de la deuda. Lo veremos a lo largo de los próximos días.