Hoy se cumple el trigésimo aniversario de la aprobación del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana, una fecha que merece no solo ser recordada, sino ser celebrada por lo que supuso en su momento y por lo que significa como base para la consolidación de nuestro autogobierno.

En estos años, el Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana ha demostrado de sobra su validez y efectividad y ha supuesto el periodo de mayor crecimiento y prosperidad para nuestra tierra. Nuestro Estatut ha sido también el marco en el que se ha conformado un modelo de convivencia en el que los valencianos han demostrado su capacidad de progreso y de integración para todos aquellos ciudadanos interesados en formar parte de nuestro proyecto común.

Sin embargo, aunque el Estatut nos dio un marco de convivencia positivo y eficaz para nuestro desarrollo, era necesario plantearse una reforma en profundidad del mismo, como la que se aprobó en abril del 2006, una reforma ambiciosa gracias a la cual alcanzamos la condición de nacionalidad histórica del artículo 151 de la Constitución.

Quiero dejar constancia del orgullo y satisfacción que, como valenciano y como político, siento por la reforma del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana aprobada por Ley Orgánica 1/2006 de 10 de abril, que respeta plenamente la Constitución sin necesidad de restringir ni de lesionar los derechos de nadie. Esta reforma estatutaria ha permitido la recuperación y el desarrollo del Derecho Foral Civil Valenciano. Con la recuperación de nuestro Derecho Foral Civil estamos desarrollando un ordenamiento jurídico plenamente adaptado a las necesidades del siglo XXI que nos va a permitir disponer de un ordenamiento vivo, útil y genuinamente valenciano. Un marco jurídico más flexible que otorga más libertad, oportunidades, calidad de vida y bienestar a los ciudadanos.

Desde aquella fecha ya lejana de 1982, la Comunitat Valenciana ha vivido numerosos cambios y transformaciones. Una suma de factores como el ejercicio efectivo de una autonomía política plasmada, por encima de todo, en la extensa labor legislativa de Les Corts, y la consolidación de un modelo de convivencia abierto y plural han hecho posible lo que hoy es nuestra Comunitat, una tierra con futuro y proyección que no pierde de vista sus raíces y sus tradiciones.

El aniversario que ahora se conmemora nos ofrece una oportunidad idónea para la reflexión de estos 30 años de autogobierno y del Estado de las autonomías. Si por algún motivo nuestro Estatut merece ser conmemorado es porque se configuró como el mejor de los escenarios para fraguar un modelo de convivencia en el que el pueblo valenciano ha demostrado ser capaz de progresar y mirar hacia el futuro, y por ese motivo, debemos recuperar ese espíritu de convivencia para no renunciar a nuestras reivindicaciones, desde el consenso y el respeto a la unidad de España.

Fruto de este compromiso, el presidente Fabra ha puesto en marcha toda una serie de medidas para avanzar hacia la nueva Administración que demanda la sociedad, una nueva Administración más eficiente, más eficaz y menos burocrática que dé respuesta a las necesidades de nuestros ciudadanos en la actual coyuntura socioeconómica. Debemos aprovechar esta celebración para que la Comunitat Valenciana reafirme su papel y reivindique lo que consideramos que nos pertenece sin caer en agravios comparativos y sin establecer diferencias entre territorios.

Somos una tierra que mira hacia el futuro, desde el progreso, las libertades y derechos, y desde el bienestar de nuestros ciudadanos, de ahí que debamos aprovechar la oportunidad que nos ofrece esta efeméride para rememorar nuestro pasado reciente y aprovechar las lecciones que nos brinda para estrechar y fortalecer los lazos que deben cohesionar nuestro futuro. H