Lingüísticamente, un adagio es una frase corta pero célebre que contiene alguna experiencia importante y que es considerada creíble por mucha gente. En verdad, suele ser una observación interesante, producto de la sabiduría popular, que va ganado credibilidad a través de su uso. Los adagios más populares, que intentan resumir alguna verdad básica, son los proverbios o refranes. Si describe una regla de conducta, se conoce como máxima. Si la expresión es especialmente profunda es un aforismo. Mientras que si hay humor o ironía recibe el nombre de epigrama, como el principio de Hanlon.

Conocido también como la navaja de Hanlon, es un adagio que dice lo siguiente: “Nunca le atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”. Un ejemplo lo podemos encontrar en lo ocurrido esta semana con un ladrón de bancos en Pittsburg (EEUU). McArthur Wheeler, que se así se llama el delincuente, salió dispuesto a dar su último golpe, con la cara untada de zumo de limón. De esta guisa se presentó en el banco, con la intención de hacerse con el botín, a plena luz del día, convencido de que el zumo cítrico lo convertía en invisible al ojo humano.

Por lo visto, en algún lugar había leído que los espías escribían los mensajes con zumo de limón haciéndolos invisibles. Para comprobarlo, Wheeler realizó una prueba en casa. Se roció la cara con zumo de limón mientras se sacaba una foto con el teléfono móvil. Al revisar la foto observó que su cara no salía en la pantalla, con lo que pensó que la “poción mágica” podía convertirlo en el hombre invisible. Pero lo cierto es que el misterio se sustentaba en el hecho de que, al disparar la cámara del móvil, la imagen de Wheeler no salía porque, debido al escozor del zumo en los ojos, se quedó momentáneamente sin poder ver, desviando el objetivo unos metros, de tal forma que su rostro no fue captado por el móvil. Cuando la policía lo detuvo no hacía más que repetir que no comprendía como la policía era capaz de ver su rostro bajo el baño cítrico. Y es que como en toda profesión, el sector del robo también está lleno de ineptos. H