En la cruenta y larga contienda que llevamos contra la legislación hipotecaria, contra los desahucios de más de cuatrocientas mil familias de la vivienda que habían concebido como su techo para toda la vida, y contra la rapacidad de las entidades bancarias y cajas de ahorros tolerada, valorada y defendida por el discurso oficial, viene acumulándose una extensa nómina de mártires de la causa que precisan ser elevados a la categoría de ejemplaridad histórica.

El diccionario nos define la palabra mártir como “persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones. Persona que se sacrifica en el cumplimiento de sus obligaciones. Es un mártir de su profesión (de su causa)”.

Resulta escandalosa la alarma social que despiertan los desahucios, cuya normativa ha sido desautorizada por el Tribunal de Justicia Europea; realidad que puede llegar a ser mucho más escalofriante bajo la ocultación de los casos que el INE hace desde el 2010.

Vaya aquí el más sentido homenaje y cariñoso recuerdo hacia esos mártires:

Noviembre del 2010. Un padre de familia que iba a ser desahuciado de su vivienda en l’Hospitalet de Llobregat, se ahorca en plena calle. El hombre tomó la decisión después de haber pedido al Ayuntamiento que retrasase la ejecución de la salida porque hacía “mucho frío para estar con la familia en la calle”.

Julio del 2012. Isabel, minusválida, se arroja a la calle desde el undécimo piso de su vivienda en Málaga.

Octubre del 2012. Las Palmas de Gran Canaria. Un joven se suicida arrojándose por uno de los puentes de Lomo Apolinario después de perder el trabajo y serle comunicado el desahucio por el banco.

Octubre del 2012. José Miguel, de Granada, de 54 años, se ahorca horas antes de ser desahuciado.

Noviembre del 2012. Amaia, de 53 años, en Barakaldo, se arroja por la ventana de su vivienda, cuando la comisión judicial/policial de lanzamiento iba a desahuciarla.

¡Unámonos todos para que esas muertes sirvan de catalizador para conseguir una sociedad justa y protectora de los más débiles! H