También en verano, algunos estamos obligados a volver algún rato que otro a Castellón, abandonando la orilla del mar y dejando que se aireen nuestras torres y castillos de arena. Y en la ciudad, sabemos unos de otros, en algunos casos porque nos conocemos a través de nuestras ocupaciones u oficios o porque nos une cordial amistad. José Alfonso Aledón nació antes que yo, pero hemos coincidido en muchas ocasiones y por los más variados motivos. Siempre me pareció natural que se volcara en su afición a los toros. Cada cual… Pero en los últimos años se ha destapado como “un tipo raro” de los que escriben y además publican. Recuerdo Historia de un silencio, Castellón desde la memoria, Historias de les Palmeretes… Y ahora he asistido a la presentación en Argot de su última novela, Adagio para Isabel, espléndida historia de amor en el escenario de nuestra guerra civil. Como la portada es muy original, obra de nuestro Lorenzo Ramírez, ya he visto algún que otro ejemplar en manos de lectores a la orilla del mar.

Otro “tipo raro” -dicho con simpatía- de los que escriben y publican en Castellón, buen amigo, es Jesús, Suso Postigo, quien forma parte de ese interesante grupo de escritores especialistas en la novela con aroma policíaco, gentes de Castellón y de Valencia, con Pablo Sebastiá a la cabeza, con su El último grado, tan interesante. Pues Suso ha puesto en circulación ahora un libro que le ha tenido muy ocupado desde siempre. Se titula Castellón baila. La edad de oro de las discotecas, en el que recopila las salas de baile de la provincia en la época que algunos llaman dorada, cuando ya habían pasado a la historia mis Hostal de la Llum, Tombatossals y Bohío, donde era obligatorio bailar con música de orquestas. Esta obra de Suso habla de 200 salas y aporta 400 imágenes fotográficas, con prólogos del cantante y compositor David Lyme y del especialista en temas técnicos, mi amigo Toni Marqués. Libro para la nostagia.

Sigue la historia del arte en la página, con Patricia Mir. Historiadora del arte y de la cultura en general, sagaz periodista y cultísima presentadora de exposiciones de pintores y escultores, Patricia Mir Soria, acompañada por otra joven artista, la diseñadora, maquetadora y fotógrafa Carolina Marzá, han puesto en circulación y en edición municipal un libro utilísimo, para el que han dedicado muchas hora de trabajo y de atención. Se trata de la titulada Guía de esculturas urbanas, que nos devuelve la imagen de un centenar de esculturas que pueblan el mapa urbano de Castellón, desde aquellas primeras de Viciano, Adsuara, Octavio Vicent y otras, pasando por las de Juan Ripollés, Melchor Zapata, Jere o Marcelo Díaz hasta el original reloj de la Plaza Cardona Vives, que firma Pere Ribera, recientemente inaugurada. En total, la imagen de 112 esculturas, que forman parte del plan municipal de embellecimiento, con todo su embrujo que, claro, encanta a los castellonenses, pero también a quienes nos visitan, con la etiqueta de turistas o no, ya que son argumentos cargados de simbolismo, de historia y de arte.

Todo lo que hoy aparece en la página podría en justicia incluirse en el Año Dual, que han acordado celebrar los responsables de los gobiernos de España y Japón desde junio de 2013 hasta julio de 2014, con actividades culturales, eventos en diversos ámbitos como la política, la economía, la ciencia, la tecnología y el arte y su historia. En nuestro país, la ciudad de Valencia albergará a una de las sedes.

En realidad, estos intercambios ya se iniciaron en el año 1613, con el envío desde Tokio de la denominada Embajada Keicho. Ya veis, sólo hace cuatrocientos años. H