A mediados del siglo XV, Castellón contaba con dos hospitales. Uno de ellos ocupaba, junto a la ermita de San Sebastián, parte de la actual Plaza de Santa Clara y el otro, fundado por Guillem de Trullols, estaba instalado en su propia vivienda situada al final de la calle Mayor. El 29 de julio de 1498, dadas las malas condiciones en que se encontraba el primero de ellos, el Consell acordó cerrar sus puertas, quedando el de las casas de la familia Trullols como único centro sanitario.

Al quedar sin uso público los inmuebles de la plaza de Santa Clara, el notario de Valencia descendiente de Castellón Antonio Nos solicitó del Consejo la autorización para fundar en ellos un monasterio de monjas Clarisas. La propuesta fue tan bien acogida por las autoridades locales que, en 1528, además de acceder a la petición, le concedieron las casas de propiedad municipal ubicadas en la misma manzana. Al fallecer el impulsor del monasterio, en 1540, se ejecutó su testamento y llegaron a nuestra ciudad cuatro monjas del convento de la Puridad de Valencia, junto con la primera abadesa: Sor Rafaela Peris de Valterra, para la fundación de la nueva casa que se convirtió en el retiro escogido por las doncellas de las más ilustres familias de la villa, durante cerca de 300 años.

El número de religiosas fue creciendo desde la fundación del monasterio de Castellón y, así mismo, disponía de cuantiosas rentas, como consecuencias de las dotes y las donaciones de los castellonenses. El máximo esplendor del convento de Santa Clara llegó en 1795, siendo abadesa sor Úrsula Barceló.

Al amparo de las leyes desamortizadoras, el 27 de agosto de 1836, Gobernación de Castellón comunicó a la abadesa Vicenta Vilarroya la necesidad de incautar el convento de Santa Clara y convertirlo en lugar seguro para la defensa de la ciudad, en el centro de Castellón. El 16 de septiembre de 1836, es decir, hace ahora 177 años, las últimas monjas Clarisas abandonaron su convento de la calle Mayor para trasladarse al de San Pascual de Vila-real.

El antiguo convento nunca fue utilizado para los fines que justificaron su nuevo destino como centro defensivo. El 14 de febrero de 1843 fue cedido a la Diputación Provincial que lo destinó, en 1846, para albergar el Instituto de Segunda Enseñanza. La antigua iglesia del convento de Santa Clara se mantuvo en pie hasta que por acuerdo municipal de 2 de junio de 1936, fue demolido el 10 de agosto del mismo año. Después de construirse un refugio antiaéreo durante la guerra civil de 1936 y una pequeña reforma de la superficie, en 1985 se procedió a su remodelación actual de acuerdo con el proyecto del arquitecto saguntino Ignacio Jordá. H

*Escritor