Ponerse de perfil, hacer lo contrario a lo que se dice es una actitud de mediocridad política, y fundamentalmente una falta de rigor mayúscula que deja en evidencia a quien la practica.

La aprobación por el Pleno del Congreso de los Diputados de la Ley de Transparencia ha supuesto un nuevo postureo de perfil del PSOE, y dejar claro que cuando hay que dar pasos firmes, el PSOE ni está ni se le espera. Los Rubalcaba, Puig y cía. han estado dando clases magistrales a todos, de manera virtual, sobre lo que se debería hacer en temas de regeneración democrática y de transparencia absoluta.

El PSOE pedía café bien cargado para todos, pero a la hora de la verdad, se han quedado en un simple cortado descafeinado, evidenciado que no es que no sean de fiar, sino que no saben lo que quieren.

La ley de Transparencia no debería ser un anhelo, una meta, únicamente del Partido Popular, o de un gobierno, debería ser una aspiración de toda una Cámara. Después del último cortado descafeinado que nos han ofrecido los miembros del PSOE, nos deberían explicar cuál es el inconveniente insalvable que tiene en que se conozcan las cuentas de la Casa Real, de los partidos políticos o de los sindicatos, como recoge la mencionada Ley. ¿Qué esconde para que esas cuestiones no puedan ser transparentes? Al final, el PSOE se queda en una postura ambigua, falsa, sin criterio cierto, dando la espalda a la transparencia que, finalmente, sí la habrá. H

*Diputado provincial