La campaña citrícola está a punto de empezar, y lo hace con buenas perspectivas. Los trabajos en los almacenes ya han arrancado, así como la recolección de la primera fruta, la de las variedades más extratempranas. Serán 24.000 las personas que trabajarán. Y lo que es más importante, la temporada 2013/14 de cítricos ha arrancado con unos precios dignos, continuando con una tónica que se vivió en la pasada campaña y que hace olvidar las malas cotizaciones de un pasado no tan lejano.

Es cierto que el volumen de la cosecha se ha reducido, y que en algunas zonas, la climatología ha hecho mucho daño por los efectos del pedrisco. Pero al final, y en general, lo que prima son los precios. De ahí que, con precios dignos, gana el agricultor y los comercios.

Sin embargo, siguen repitiéndose los errores del pasado. El contrato de compraventa sigue sin estar implantado, y no parece que esta campaña vaya a ser la que marque un precedente. Y también siguen sin fijarse unos precios dignos, y mínimos, que permitan cubrir los costes que tienen los productores, algo que sí está regulado en otros ámbitos, como el sector lácteo. Sin una dignificación del campo, difícilmente se podrá convertir en un sector competitivo y de futuro. El campo debe ser una fuente de empleo fundamental.