Las familias se han convertido en los auténticos business angels --anglicismo que sirve para denominar a cualquier inversor que aporta su dinero para que un tercero abra un negocio-- de los castellonenses interesados en emprender un proyecto. Y ello se debe al cierre del grifo crediticio por parte de las entidades bancarias tanto a ciudadanos como a empresas, que ha vuelto a caer en nuestra provincia vertiginosamente --1.193 millones menos que en el primer semestre de este año, según datos del Banco de España--.

Tanto expertos en economía y fiscalidad, como los representantes de la pequeña y mediana empresa coinciden en señalar que recurrir a familiares y amigos para reunir el capital mínimo necesario que precisa la apertura de un negocio es muy común hoy en día.

La buena nueva, en este sentido, la encontramos en la ley aprobada recientemente por el Congreso de los Diputados que permitirá impulsar la fórmula de financiación de los llamados ángeles de los negocios --familiares en muchos casos--, puesto que fija desgravaciones fiscales de hasta el 20% de la aportación, hasta un máximo anual de 50.000 euros. Por lo tanto, los que podemos denominar family angels encuentran en esta normativa recién estrenada un incentivo para ayudar a los suyos a salir adelante y emprender el vuelo.