Que a las empresas de Castellón les va bien en el mercado internacional es ya una obviedad. Trimestre tras trimestre, los datos demuestran que los envíos de productos fabricados en la provincia van ganando terreno en el exterior pero la novedad (que la hay) es que poco a poco las exportaciones se están diversificando. Ya no solo se venden azulejos, fritas y esmaltes, cítricos y combustibles. Las exportaciones de productos agroalimentarios baten récords cada año, lo que demuestra que el sector agrícola sigue teniendo mucho que decir.

Aunque las ventas de naranjas y mandarinas siguen acaparando más del 80% de las exportaciones de alimentos, Castellón empieza a despuntar gracias a productos como el pescado, las hortalizas, los quesos, el vino, el agua mineral y el aceite de oliva, que cada vez son más frecuentes en supermercados y tiendas especializadas de París, Berlín o Helsinki. En casi todos los casos se trata de alimentos de primera calidad que llegan a miles de kilómetros gracias al esfuerzo de unos empresarios que se han dado cuenta de que una parte del pastel está fuera de España. Pero lo importante es que los datos de exportación demuestran que la agricultura en Castellón puede llegar a ser rentable. Todo es cuestión de trabajo y de imaginación.