No logro entender por qué algunas personas están empeñadas en ver malas intenciones en quienes no piensan igual o como quienes presumen de valores democráticos son los primeros en olvidarse de ellos.

Hace poco presenté una campaña en contra del adoctrinamiento en las aulas que solo pretendía concienciar y conocer los casos. Algunos quisieron ver fantasmas donde no los habían, hasta el punto de llevar la campaña a la fiscalía, que hace una semana archivó la causa porque no apreciaba delito. ¿Hacía falta llegar hasta ese punto? ¿Por qué quisieron entender lo que nunca dijimos? Una persona puede no compartir algo, pero de ahí a inventar y tergiversar hay un trecho.

Lo mismo ocurre con la LOMCE, donde esos piquetes “informativos” de las manifestaciones -que parecen medios de coacción- increpan al que se atreva a ir a clase o directamente le impiden entrar mediante barricadas.

Tergiversar y manipular es síntoma de falta de argumentos. ¿Por qué aquellos que se hacen llamar progresistas tienen pánico al verdadero progreso? ¿Por qué aquellos que se alzan como protectores del sistema de bienestar están empeñados en hacerlo insostenible y dejar que se hunda? Recuperemos los valores democráticos y seamos responsables con nuestro porvenir. H

*Presidente de NNGG del PP en Castellón y Vila-real