Querido lector:

El hecho de marginar a las gaiatas del acuerdo en Les Corts Valencianes para solicitar al Gobierno central una rebaja del IVA al 10% no es solo una cuestión económica (importante por el momento de crisis que padecemos) ni es solo una cuestión de matices por la singularidad expresa en la proposición sobre monumentos efímeros o no efímeros, (como defendía sin un mínimo de argumento creíble la diputada socialista Cristina Pastor) ni es solo una cuestión de olvido o despiste (tal y como parecen querer refugiarse los diputados del PP), ni es tampoco solo una cuestión de chascarrillo parlamentario (tal y como dio a entender el diputado torreblanquino de Compromís Josep Maria Pañella al decir que las fallas se queman y las gaiatas se encienden).

La marginación expresa de las gaiatas hay que enmarcarla en una más de tantas y tantas discriminaciones, involuntarias por miméticas, del centralismo propio del Cap i Casal valencianet frente a la periferia desvertebrada a la que pertenece Castellón. Un centralismo mimético entendible en el propio del lugar, pero incomprensible en el que se aposenta acomplejado a orillas del Turia procedente de la periferia.

Y es esa involuntariedad mimética que no tiene colores políticos la que otorga gravedad al asunto porque si en un caso tan claro ( y no tan trascendente como muchos puedan pensar) ocurre, qué no pasará (como pasa la mayoría de las veces) en asuntos de mayor relevancia.

Por esta razón, hay que levantar la voz siempre. Si no, siempre nos tomarán a Castellón por el pito de un sereno. De ahí que la respuesta del alcalde Alfonso Bataller con una mera declaración institucional es nimia, insuficiente y subyugada. Su protesta debe ser mucho más contundente. Al igual que suenan a meras excusas de mal pagador y peor consideración las anécdotas de rectificación de última hora del galleter Ximo Puig o el paupérrimo argumento parcanteril de lo injusto del IVA cultural sin compromiso de Compromís (y apelo a su nombre) o de EU. O nos lo creemos o, si no, lo dicho, por el pito de un sereno.