Querido lector:

Todos los ayuntamientos de la provincia andan afanados estos días en la elaboración, negociación y aprobación de sus presupuestos para 2014. Son las administraciones más cercanas al ciudadano y aunque sus decisiones no tienen la trascendencia de las del Gobierno central o las de la Generalitat, son las primeras en prestar servicios básicos que primero ven los administrados y que primero también juzgan.

De ahí la importancia que tienen los proyectos de cuentas municipales a un año vista y la importancia que los ciudadanos debemos otorgarles. Un incremento o descenso en tasas, una inversión o supresión de servicio... como digo no tiene parangón cuantitativo con la importancia de una medida fiscal del Gobierno o de una inversión en una gran infraestructura, pero sí es la más inmediata para el ciudadano a la hora de juzgarla e incluso de comunicarla directamente al administrador, el alcalde o concejal del área, porque lo podemos ver en la esquina de al lado o en cualquier acto municipal.

En este sentido, al igual que los presupuestos de la administración provincial presentados ayer por Javier Moliner, la mayoría de alcaldes sea cual sea su color político, tras dos años de ajustes, de control y eficiencia en el gasto y de aumento de tasas, han comenzado a plantear ya presupuestos menos restrictivos, donde se reflejan tendencias hacia la contención de los impuestos, una mayor decisión con los controles de gasto, planes específicos de promoción económica destinados al empleo y partidas inversoras de cierta holgura que deberán hacer 2014 un poco menos malo que el 2013.

Estas circunstancias generales que se vienen observando en los distintos proyectos presupuestarios municipales y provinciales, no obstante, se verían favorecidas si el Gobierno valenciano acometiera de una vez y pagara la deuda que tiene con los ayuntamientos y que a muchos de ellos les maniata a la hora de acometer esas necesarias inversiones, les dificulta su funcionamiento regular o incluso les impide dar servicios básicos.