Carlos Fabra, tal vez por la sensación de omnipotencia y de creer estar por encima del bien y del mal, o por tener conceptos diferentes al resto de los mortales de estos conceptos, tiene todos los números, como los tuvo en la Lotería de Navidad, para ingresar en la cárcel. Pero hay algunos aspectos que me ofrecen una duda razonable: el caso Naranjax empieza porque un empresario, Vicente Vilar, presenta una denuncia acusando a Carlos Fabra de que le podía “conseguir” y “facilitar” determinadas “cosas”, a cambio de dinero. Esta denuncia, como las cerezas, se van liando unas con otras, y se organizó, hace 10 años, uno de los procesos más rocambolescos de los últimos tiempos: jueces que duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio, presuntas amenazas a otros recién llegados… Total, que como a Al Capone, le condenan por un delito fiscal. Del resto de cargos contra él, de cohecho y prevaricación entre otros, se le declara no culpable. Vicente Vilar por sorpresa, niega la mayor y se desdice de la declaración acusatoria inicial que fue la originaria del asunto, cosa que a mí este repente me despierta cierto parecido con la Omertá siciliana y al fin le absuelven. Y aquí aparece mi duda: Si todo el lío se monta por una falsa denuncia ¿Por qué Carlos Fabra no le pone una querella al empresario…? H

*Periodista