Y pastoras. Una profesión sacrificada que ha ido descendiendo con el tiempo y que, en los últimos días, ha sido noticia por diferentes motivos. Razones no precisamente buenas, como robos y algún desgraciado accidente, han otorgado protagonismo a una actividad que marcó una larga etapa de su historia. Con momentos de esplendor en los que el desarrollo pecuario y el intenso comercio de lana que aquel propició dejaron su huella en la brillantez artística de poblaciones como Sant Mateu, Catí o Traiguera.

Durante siglos, el intenso ir y venir de rebaños entre las comarcas castellonenses y las zonas limítrofes de Aragón, desarrolló una importante cultura ganadera de la que balsas, abrevaderos y corrales, aún en pie muchos de ellos, son un testimonio interesantísimo. Además de los assagadors o vías a través de los que se llevaba a cabo el ir y venir de rebaños.

Pero aparte de los testimonios materiales, los documentos de los archivos constituyen una fuente de primer orden para conocer instituciones como fue la del, o tribunal de pastores, entre las que destacó por su importancia el de Morella.

Hoy el encarecimiento del alimento de los animales, los robos y el consumo de carnes más baratas impuesto por la difícil situación económica, continúan requiriendo el sacrificio de la gente dedicada a la ganadería. H

*Historiadora