Recientemente, los meteorólogos alemanes, concretamente los de la Universidad Justus Liebig, han vaticinado que este verano puede convertirse en el más caluroso de la historia desde que existen las predicciones meteorológicas. En la misma línea se ha pronunciado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su previsión para este estío que comenzará el 21 de junio, augurando para Castellón temperaturas que superarán en cinco grados la media habitual. Y todo, al parecer, por culpa de El Niño, fenómeno climático que supone un calentamiento periódico generado cada cuatro años en aguas del Pacífico que repercute directamente en las temperaturas provocando un calor sofocante (como el sorportado estos días). Si a ello sumamos la escasez de lluvias --hay que recordar que la provincia suma casi nueve meses con déficit hídrico--, la sequía se mantiene y los riesgos de incendio se multiplican. En cuanto a la sequía, el catedrático en Hidrogeología de la UJI, Ignacio Morell, contaba ayer en nuestras páginas que entre las soluciones a la falta de precipitaciones están las reservas hídricas subterráneas. Y en cuanto a lo segundo, y no menos importante, habrá que aumentar esfuerzos (sobre todo en limpieza de campos) para que el monte, un polvorín, no vuelva a arder un verano más.