Querido lector:

Hacía tiempo que el Consell que preside Alberto Fabra no reaccionaba con tanta dureza ante algo. Quizá nunca lo había hecho hasta ahora. Y menos, por supuesto, ante una acción proveniente del Gobierno central, que ocupa su propio partido, el PP. La estrategia obligada de Fabra hasta ahora había sido la de la mesura y la negociación antes que la confrontación.

Pero en esta ocasión, ante la prepotencia del secretario de Estado del Ministerio de Hacienda, Antonio Beteta, en el propio Cap i Casal ante el conseller Moragues, anunciando nuevos recortes por parte de la Generalitat como si de un gobernador militar se tratara y desoyendo la reivindicación directa de un cambio inmediato en la infrafinanciación de la Comunitat (porque si no no llega para pagar los servicios básicos), la respuesta del ejecutivo valenciano no podía ser otra.

Indignación, protesta y negación absoluta de que la Generalitat vaya a recortar más ha sido la respuesta en tromba de Fabra y sus consellers. Y calificaciones de chulo e impresentable por parte de la oposición.

No obstante, la realidad es la que es. Y bueno sería recordar el refrán que dice que de aquellos polvos vienen estos lodos. Porque Beteta ha venido a la Comunitat sabiéndose gobernador económico de la misma y evidenciando que si el Gobierno central no suelta la mosca, la quiebra de la Generalitat no daría para pagar ni el 60% de los gastos básicos de su funcionamiento. Y el que paga, manda, diría el secretario de Estado. Y mal que le pese a Fabra, así ha tenido que gobernar durante estos tres años. Siempre con el agua al cuello y echando mano del auxilio de Madrid lo que ha generado una dependencia absoluta. Y claro, como ha sido así desde el principio, sin ningún tipo de oposición y sin contraprestación, ahora llegan las consecuencias. Por mucha indignación o mucho grito, estos no dejarán de ser soflamas al viento.

Si Beteta hace esto en Barcelona, ya les digo que ahora estaría cesado. Pero aquí, jauja. Y todo por no plantarse, por no levantar la voz y no ser proactivos desde el principio en la defensa de la Comunitat por encima de cualquier otra cosa.