Hace apenas cinco días que se cumplió el tercer aniversario de la aprobación de la reforma laboral, en lo que fue una de las primeras acciones del Gobierno de Mariano Rajoy. Entre otras cosas, la medida dotó de mayor flexibilidad a las empresas con dificultades económicas para recurrir a medidas alternativas al despido, como inaplicaciones del convenio colectivo en los salarios, jornada, horario o movilidad; abarató la indemnización por despido improcedente para contratos indefinidos de 45 a 33 días por año trabajado; facilitó el despido objetivo con 20 días de indemnización por causas económicas; y eliminó la autorización administrativa previa para los expedientes de regulación de empleo (ERE).

Tres años después, el balance para unos --Gobierno y empresarios-- es bueno y para otros --sindicatos y oposición-- continúa siendo un despropósito. La visión objetiva la ofrece la Encuestra de Población Activa (EPA), cuyos datos hablan de que el desempleo ha descendido en 11.900 personas y el número de ocupados ha aumentado en 5.800 en Castellón, a pesar de que el 90% de los contratos son temporales y la población activa ha ido a menos. Así las cosas, la esperanza está en que la previsión de crecimiento del 2,5% para el 2015 se cumpla.