Vint Cerf, uno de los padres de internet y actual vicepresidente de Google, pronostica una “era de oscuridad digital”. No se originará por una ciberguerra mundial ni por un macrocolapso en los servidores, se producirá por algo tan simple como la caducidad del software y el hardware actuales. El día en que nuestros y equipos queden obsoletos, habremos perdido la información. Megas y megas de nuestra memoria permanecerán atrapados en un gran almacén convertido en prisión.

Sin acceso a la memoria, primero nos imaginamos desesperados por recuperar los documentos importantes, perdidos irreversiblemente. Después, pasados los momentos de urgencia, pensaríamos en las imágenes. Las fotos de los niños, de aquel viaje, de la boda, de aquellos rostros que ya no están… De repente, pasaríamos del excedente fotográfico en el que vivimos, de esa inmensa galería donde cabe cada instante, a un vacío infinito, tan inmenso como la pérdida de nuestros recuerdos. Cerf aboga por preservar cada pieza de software y hardware producida y guardarlas en formato digital. Es una idea. Otra es, de vez en cuando, mientras nuestro perfil tecnológico duerme, imprimir lo más preciado. El papel se convertiría en luz en los días de la oscuridad. Y nadie podría reprocharle esa leve, pero indiscutible, sonrisa de burla. H

*Periodista