Querido lector, existen noticias que cuando aparecen, los valencianos como yo, es decir, los de a pie, los que formamos parte de ese montón de administrados conocidos como los ciudadanos comunes, las solemos recibir con un careto y un sentimiento de inquietud y espanto porque, desde la sana razón y la buena fe, resultan difícil de entender. En todo caso, para hacer comprensible esta afirmación detallo que me refiero al hecho de ver al PP de la Comunitat Valenciana, a Fabra & Cia, presentar ahora, pocas semanas antes de finalizar la legislatura, la Ley (ojo) de la Transparencia, Buen Gobierno y Participación de la Ciudadanía. Noticia que cuando la escuche por la radio mis emociones se instalaron entre la indignación y la vergüenza ajena. Incluso, imagino, que mi rostro marcaría la media sonrisa que suele aparecer cuando uno no sabe si reír o llorar. En cualquier caso, para mi, era la prueba evidente y definitiva de que esta gente, mas allá de su propaganda política, no debería continuar. Ya se han burlado suficiente de las gentes y las tierras valencianas.

Querido lector, no creas que exagero. ¡ Ni mucho menos! Por eso quiero el porque de mi arranque: y es que, después de veinte años (por dar una cifra redonda) en el gobierno valenciano, ahora, días antes de las elecciones autonómicas, cuando todos los sondeos anuncian que pierden y pueden pasar a la oposición, presentan e imponen una ley de participación ciudadana y transparencia que ya solo puede obligar a los que vienen. Incluso, más vergüenza aún, hablan de organizar la transparencia los que durante veinte años han negado el derecho a la información a los diputados, a los grupos parlamentarios y, en consecuencia, han imposibilitado que el poder legislativo, Les Corts Valencianas, ejerzan su función de controlar al ejecutivo, al Consell. Tanto es así que, varias decenas de sentencias del TSJV, Supremo y Constitucional, han tenido que obligar al gobierno valenciano a entregar la documentación que se les venia solicitando. Pero, lo peor, es la cara que demuestran (por decirlo en términos coloquiales) los que lejos de la decencia política necesaria hablan de buen gobierno cuando ahí esta la Gürtel, la perdida de la base financiera valenciana, el escandaloso fracaso escolar, la F1, la RTVV, etc.

Por cierto, imagino, que esta ley, junto con rollo de los símbolos y al mangoneo del sentimiento taurino, son decisiones recientes y poco fecundas que solo buscan enredar y distraer lo que han sido veinte años de un gobierno que, entre sus datos objetivos, aparece la opacidad, la mala gestión y la corrupción como señas de identidad. H

*Experto en extranjería