El otro día fui a una boda, me lo pase fenomenal, los novios espléndidos, el convite magnífico y todo muy bien. Algo, que parece haberse puesto de moda en estos eventos, me llamo la atención: es que casi todas las mujeres llevaban sombrero, pamela o tocado en la cabeza. Los había que resaltaban la belleza y la elegancia de la portadora, pero otros, desde mi ignorancia en el asunto, parecían un poco inapropiados, eran más bien de “tocado y hundido”.

No debe ser fácil elegirlo, difícil colocarlo y casi imposible sentirse cómoda. Primero debe acomodarse al vestido, y creo que en esto como en tantas otras facetas menos es mas. Se podían observar: gorros de Chaplin, otros mejicanos, con multitud de plumas símil sioux, o turbantes morunos, los añadidos extravagantes con multitud de lazos o pedrería de Sisi cual tesoro pirata. Una llevaba incluso una especie de caña que casi me saca un ojo y que imposibilitaba que nadie se le acercara a menos de medio metro. Los más románticos llevaban flores, con una amplia variedad de las mismas, desde algunas florecillas salvajes hasta auténticas coliflores. Alguna ingenua portaba como una cornamenta taurina, sin prejuzgar a su pareja. Con todo muchos eran preciosos y cualquier cosa que fomente una industria creativa me parece digna de apoyo. Así que a tocarse (la cabeza). H

*Notario