Hace casi 10 años, Vila-real sufrió uno de los episodios más tristes de la historia de su democracia, viendo como un excelente alcalde tenía que dejar su cargo asediado por las acusaciones partidistas de la izquierda. A Manolo Vilanova le dijeron de todo, que no era honroso, que no tenía dignidad y hasta le llegaron a decir que era un pecador y debía hacer penitencia. Estas acusaciones no las hicieron personas sin nombre, no. Estos insultos se los lanzaron públicamente José Benlloch, Pasqual Batalla y un numeroso grupo de representantes de la izquierda que no merecen ni el nombre de políticos, porque deshonran este trabajo de servicio público. Ahora, casi 10 años después, primero el Tribunal de Estrasburgo y después nuestro Tribunal Supremo, han sentenciado tajantemente que Manolo Vilanova no tuvo un juicio justo y lo han declarado inocente.

Manolo no tuvo un juicio justo ni en los tribunales, ni fuera de ellos. Sufrió de manera personal el peor calvario que un alcalde honrado puede sentir. Atacado vilmente y sin escrúpulos por sus contrincantes políticos que vieron la única ocasión que tendrían para acabar con el que ha sido, sin duda, el alcalde más querido de Vila-real en la democracia.

La bajeza política de estos individuos es tal que ahora, con una sentencia firme de inocencia, su respuesta es casi tan vergonzosa como su actuación anterior. En lugar de pedir disculpas y retractarse del martirio injusto al que le sometieron, se limitan a felicitarle.

Ante lo cual, como candidato a la alcaldía de Vila-real y amigo y casi discípulo que me considero de las enseñanzas de Manolo Vilanova, cada vez lo tengo más claro. Quiero optar por el modelo de alcalde sincero y cercano a la gente. No quiero tener el insulto como arma política, ni la denuncia como único argumento electoral.

Vila-real se merece un alcalde que no mire por encima del hombro, que no pregunte si un ciudadano es de derechas o de izquierdas cuando acabe de hablar con él. Pero sobre todo, quiero ser un alcalde limpio, que no gaste a su antojo el dinero público aun por encima de la legalidad vigente.

Mi único pacto en estas elecciones, en las que me honra cada vez más haber elegido a Manolo Vilanova como mi director de campaña, va a ser con los ciudadanos. Mi equipo gobierno, si los ciudadanos me dan su confianza, serán todos los concejales representados en el ayuntamiento, porque a todo aquel, sea del partido que sea, que quiera trabajar por Vila-real, tendrá una delegación para poder hacerlo. Y no habrá ni más denuncias, ni más insultos, ni más bajeza política. H

*Candidato del Partido Popular a la alcaldía de Vila-real