El 24 de mayo el PP ganó las elecciones en la provincia de Castellón. Obtuvo 529 concejales frente a 376 del PSOE, 87 de Compromís y 31 de Ciudadanos. Y por paradojas del sistema electoral, ahora vemos como todos los que han obtenido menos apoyos, por sí solos, se pelean por ocupar los sillones. Lo que importa es hacer lectura del mensaje que lanzaron los votantes. No sé yo si los demás partidos que se ven ganadores sin serlo, lo han entendido. Pero en el PP, pese haber ganado, somos conscientes de que hemos dado un paso atrás. Quizás no hemos sabido entender lo que nos pedían los ciudadanos. Probablemente nuestras mayorías nos habían llevado a creer que las victorias electorales justificaban actitudes inadecuadas. Algunas de ellas han llevado a históricos del PP a los tribunales. Tal vez, si todos los partidos tradicionales que garantizamos la estabilidad hubiésemos actuado antes, no serían tantos los juicios por corrupción abiertos.

La política no puede ser un activo patrimonial y hereditario de algunos que reaccionaban con vendettas a cualquier intento de cambio. Moliner inició ese camino del cambio hace cuatro años, pese a la resistencia de algunos. Ahora, el presidente va a redoblar su apuesta por la regeneración y la apertura a la militancia y a la sociedad del PP. Este es un camino que no tiene vuelta atrás. H

*Diputado Provincial PP