Querido lector:

No quiero pecar de pragmático pero no puedo dejar de hacer este comentario esta misma semana en la que confluyen grandes dosis de política nacional con el clímax de las elecciones catalanas y sus consecuencias nacionales, nuestras dosis propias de política valenciana y castellonense centrada en cuestiones domésticas como las tascas, los desahucios, los resarcimientos o no de copagos a la dependencia o en el empeño insistente en revisar nuestro pasado aeroportuario en vez de mirar al futuro.... No quiero pecar de pragmático, pero es que también es importante la principal feria donde nuestra principal industria, el azulejo debe hacer los principales contratos de venta para que la economía castellonense pueda sostenerse y crecer... Y parece que pasa desapercibida. Y no solo porque tiene lugar fuera, en Italia.

Lo digo porque desgraciadamente ninguno de los políticos que hoy en día nos gobiernan y los que representan a la oposición se ha fijado en la trascendencia que tiene la cita económica Cersaie. Es increíble que pase desapercibida cuando gran parte de nuestro ser económico depende de esta industria. Su miopía es tan patética que incluso alguna gobernante señalaba días atrás que el gran mal de la economía castellonense es que dependa tanto de la cerámica, cuando en verdad es que sin ella estaríamos perdidos.

De ella dependen unos 15.000 puestos de trabajo directos, otros tantos indirectos y gran parte del sector servicios, comercio y auxiliares. Solo hay que decir que ya más de la mitad de nuestras exportaciones (contando incluso la distorsión estadística de las cifras de la refinería del Serrallo que no reflejan la economía real castellonense) están relacionadas con azulejo y esmalte.

Si una de las principales citas de exposición y venta exterior de este sector, de la que dependen en gran medida las economías de Castellón capital, Vila-real, Onda, l’Alcora, Burriana, Nules, Almassora y demás poblaciones de la Plana no es importante, menuda conexión con la realidad actual y futura tienen nuestros políticos. Menuda.