Querido lector:

Como ya hemos adelantado en diversas ocasiones en Mediterráneo, el aeropuerto de Castellón es y se debe convertir en una cuestión de Estado para la provincia de Castellón. Fuera de las diferencias políticamente lógicas entre los diferentes partidos, principalmente PSPV y PP, que son los que tienen la titularidad institucional en Generalitat y Diputación Provincial, es conveniente que ambos lleguen a un consenso a la hora de promocionarlo, ponerlo en valor, hacer todo lo posible para que tenga viabilidad y evitar rifirrafes partidistas que impidan el objetivo último que no es otro que aprovechar la infraestructura ya construida y en marcha con un operador competitivo y una compañía que opera ya, aunque incipientemente, con vuelos regulares.

La visita institucional que el presidente de la Generalitat Ximo Puig girará a la Diputación de Castellón que preside Javier Moliner en unos días, debería servir para limar todas las asperezas en este sentido y poner las bases claras para el futuro de esta infraestructura. Considero que es el sentir verdadero de la sociedad civil de esta provincia en aras de recuperar su devastada reputación, en gran parte cuestionada por esta interesada circunstancia, y más interesada en utilizar el aeropuerto para incrementar el potencial turístico de Castellón a fin de que sirva de acicate del crecimiento y la recuperación económica.

Desde la Generalitat deberán controlar las voces que lo denigran, que no hacen si no tirar por los suelos la imagen provincial con la supervivencia de tics políticos ya pasados, y desde la Diputación deberán adecuarse a los nuevos parámetros de la gestión de la infraestructura. Si lo consiguen, habremos dado un gran paso político cara al futuro.

La economía y la sociedad castellonense no pueden perder la oportunidad de aprovechar lo que ya tiene. La mirada al pasado solo debe hacerse para corregir irregularidades, nunca para cuestionar con maximalismo lo que ya está en marcha. Si unos y otros no lo hacen así, la ciudadanía, que sabe que se juega mucho, no se lo perdonará.