Los resultados del referéndum celebrado en el Reino Unido han sido desalentadores. Han ganado, por escasa mayoría, los que desean salir de la Unión Europea. De esta forma, el país recuperará el autogobierno, al completo, después de dos años de negociaciones con el Consejo de Europa.

Francamente, tengo que decir que yo esperaba otro resultado: el “sí” a la permanencia de Gran Bretaña en el marco de la Unión. Así pues, las consecuencias inmediatas se van a manifestar en la economía, no de momento inmediato, pero sí a nivel de inversiones y proyectos a medio y largo plazo que estaban pendientes de aprobación, en espera de la decisión de los británicos.

Por supuesto, hay mucho que negociar y acordar, pero, por lo pronto, hay que mentalizarse que la libertad de movimiento de personas y capitales, el comercio exterior y el mundo laboral se van a ver afectados de forma importante en un futuro próximo.

El sentimiento de los británicos a favor de dejar la Unión Europea se basa, en parte, a la postura imperialista que ha prevalecido a través del tiempo, alimentada por líderes políticos ansiosos de poder, tocando la fibra sensible del pueblo, es decir, el ser independientes como país, con todo lo que ello conlleva. Por lo tanto, el Reino Unido estará en las manos de isleños y no de continentales sin cara, tal y como ciertos políticos británicos han manifestado abiertamente. H

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSV-PSOE