Quiero aprovechar estas lineas para explicar a los lectores del periódico Mediterráneo que el pasado sábado critiqué con dureza, en una columna de opinión, a los vecinos de Castellón de la Plana y hermanos de los pueblos colindantes que se pasan las fiestas de la Magdalena haciendo el animal. Vomitando y orinando en los portales. Como ocurre también en Pamplona durante San Fermín o en Bilbao durante Astenagusia, por poner dos ejemplos bien conocidos. En ningún momento quise decir que solo hacen el salvaje las personas que vienen de los pueblos vecinos. Ese matiz es relevante y ha generado una gran confusión. Por eso pido disculpas a la buena gente del interior de la provincia que se sintió agraviada. Va mi abrazo fraterno y sincero para todos ellos. No fue un artículo acertado. Una crítica dura, lo reconozco, a los menos cívicos de nuestro entorno se ha convertido en una generalización que no refleja en absoluto mi sentir. Mi más sincera disculpa, de nuevo.