El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aterrizó ayer en Barcelona con la maleta llena de euros para satisfacer a los catalanes y, al tiempo, hacer un guiño que pueda permitir frenar sus aspiraciones independentistas. Hasta ahora de esos menesteres se había encargado su mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaria, pero esta vez se trataba de exhibir músculo y Rajoy anunció todo un paquete de medidas ante más de 500 empresarios de aquel territorio vecino.

Son nada menos que 6.500 millones de euros hasta el año 2025 y, en el reverso de la moneda, él pidió a los presentes «ayuda» para doblegar al independentismo. Esta vez tocaba poner sobre la mesa en Barcelona la oferta económica, obviando eso sí el modelo de financiación autonómica, tan reclamado por distintas comunidades.

Para Cercanías irán destinados casi 4.000 millones de euros, mientras que los tramos catalanes del corredor mediterráneo tendrán una inyección de 667 millones, al margen de 587 millones en puertos, 200 para el aeropuerto de El Prat, 40 en navegación aérea y 285 millones para el tren lanzadera entre El Prat y Sants...

Mientras tanto, todavía no se sabe la fecha de la llegada del AVE a Castellón y, lo que es más importante, más de la mitad del corredor mediterráneo a su paso por nuestra provincia está sin planificar ni presupuestar, es decir, completamente olvidado. Un panorama negro.

Por no hablar de la prolongación de la A-7 hasta Cataluña, las obras necesarias en la N-232 ó en la A-68 desde Aragón hasta desembocar en Vinaròs. O la promesa eterna de desdoblar la N-340, porque casi todos sospechamos que la liberalización de la AP-7 puede quedar en agua de borrajas. Nada tampoco hay cierto sobre los accesos sur al Puerto, ni de la remodelación de los Cercanías tan necesarios hasta Vinaròs o las inversiones hídricas.

Total, que Rajoy nunca tiene parada en Castellón.