El Castor es un ejemplo más del capitalismo de amiguetes que ha manejado los hilos de este país durante años por la permisividad de PP y PSOE. Y no estamos ante una película de conspiraciones, estamos en el mundo real. Tan real que las poblaciones del norte de Castellón lo han sentido en carne propia, ya que por la pésima gestión, del PSOE de Zapatero primero y del Gobierno Popular después, han sufrido más de 400 terremotos según el Informe Geográfico del Instituto Nacional. El capitalismo de amiguetes en este caso ha llegado demasiado lejos.

Con la primera inyección de gas. Ahí empezaron los seísmos que, aunque fueron de pequeña escala, provocaron una gran alarma social. Por eso, el Gobierno cerró el proyecto, liquidándolo en 2014. Es decir, el proyecto millonario había sido un fiasco. Y sin embargo, otro Gobierno, esta vez del PP, indemnizó a la empresa con 1.350 millones de euros. Tan sólo un mes después la empresa ya tenía el dinero en su cuenta. Pero ¿quién iba a pagar semejante cantidad? Los consumidores. ¿Quizá para incumplir los compromisos de déficit como señalan algunos medios? Puede, lo cierto es que, por culpa del PP y del PSOE, al final a pagar los ciudadanos. El proyecto Castor ha sido un rescate ruinoso.

Un negocio redondo para algunos, pero un negocio nefasto para la clase media y trabajadora. Desde Cs, pedimos que se refuercen las garantías jurídicas y procedimentales en las acciones que emprenda el Gobierno con el Proyecto Castor y exigir responsabilidades a la empresa por los más de mil movimientos sísmicos, consecuencia de su puesta en marcha. Y, por último, pedimos también promover un Pacto de Estado de la Energía para dotar de una estabilidad en el tiempo y facilitar la transición energética.

*Diputada de Ciudadanos en el Congreso por Castellón