Nos guste el fútbol o no, todos sabemos quien es Neymar y su paso por el fútbol español para recalar este verano en el PSG (París Sant Germain). Se supo que el motivo de su no fichaje por el Real Madrid fue un plus de varias decenas de millones entregadas al padre, lo que hizo que el traspaso de su club de origen (el Santos) se realizara a favor del FC Barcelona. Ahora, se ha sabido que en el club blaugrana cobraba incluso por firmar los cromos (77 euros por unidad). Otra filtración ha dado ha conocer que el club parisino le paga 4.150 euros la hora (100.000 euros al mes). De locura. Al parecer, detrás del astro carioca siempre ha estado manejando los hilos su padre (Neymar da Silva). Este, lleva media vida haciendo caja con los regates de su hijo al que, ya desde que tenía 8 años, andaba febrilmente buscando ojeadores y empresarios que quisieran invertir en la joven promesa. Sin confiar en nadie ha centralizado el poder que tiene sobre su hijo en su persona para así poder tener más y más dinero. Solo se mueve por interés crematístico. Este excesivo apego a las riqueza tiene un nombre en psicología, la crematomanía o deseo obsesivo por acumular dinero.

Las personas que lo padecen, debido a su perfil, son capaces de llegar a anteponer prácticamente todo (familia, amigos, etc.) a la idea de poseer riquezas. Cualquier cosa que no sirva para el aumento de su cuenta corriente, es rechazado o menospreciado sistemáticamente. En ocasiones, detrás de este comportamiento se encuentra una necesidad desmedida por tener un reconocimiento social a través del éxito (fundamentalmente en el plano pecuniario). Esta avaricia desmedida e incontrolable hace que nada sea suficiente y que todo parezca poco. Y es que como dijo el poeta: Hay gente tan pobre que sólo tiene dinero.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)