Cómo te hubiera gustado estar el sábado en el estadio de Mestalla y vibrar con los sonidos de más de 20.000 músicos de 430 sociedades musicales. Porque acá la Federació de Societats Musicals de la Comunitat Valenciana ha dado la mejor nota. Un estadio lleno de bandas de música de todo este pequeño país mediterráneo. Estaba, entre otras, la Associació Mestre Candel de Morella, la banda que dirige nuestro querido Antonio Ortí. Faltabas tú que tanto amas, acá y allá, la música de la calle, las notas de vida que recorren pueblos y ciudades, que construyen cultura y convivencia, la música que nos une.

Hace años, desde la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, colaboramos con la FSMCV, cuando era presidente Josep Francesc Almería, ahora lo es Pedro Rodríguez, que también conoces. Viajamos con ellos y con jóvenes artistas a Palestina y, después, creamos aquel texto dedicado a las víctimas de violencia de género: «Que suene la música de la vida y que nadie desafine», un vídeo y un manifiesto de denuncia y reivindicación en los conciertos de Santa Cecilia hace casi diez años. La FSMCV, siempre solidaria, se implicó al máximo para denunciar el terrorismo machista.

Las sociedades y bandas de música vertebran este territorio a través del arte y la vida ciudadana que generan en cada municipio. Lo hacen con vocación, entrega y muchos esfuerzos porque no es fácil mantener activas las escuelas y bandas de música. Son núcleos donde confluyen varias generaciones con el objetivo común de sentir la música. El sábado, en València, lograron trece récords Guinness muy merecidos.

Querida Minerva, el Gobierno de este país viene poniendo en riesgo la democracia con una corrupción sistemática. No eran casos aislados. Delincuentes profesionales que han ido desprestigiando las instituciones desde los tiempos de aquel señor Aznar que hoy guarda silencio. Hemos conocido y sufrido las formas del PP, los abusos contra periodistas, la manipulación, cómo sufrieron algunos compañeros.

Porque aquí han sido veinte años autonómicos de soberbia y oscuridad que comenzaron con el mismo Zaplana que desde hace unos días duerme en la prisión de Picassent. Y toda esta corrupción arraigada, con el PP ya sentenciado, reside en un gobierno estatal presidido sin decencia ni vergüenza.

*Periodista