Los gais mayores ocultan su condición al entrar en las residencias para evitar ser marginados. Una fundación prepara el primer hogar LGTBI.

El presidente de la Fundación 26 de diciembre, Federico Armenteros, comenta sobre el hogar-residencia, ubicado en el barrio de Villaverde, en Madrid, y que empezará a funcionar el próximo mes de octubre. La fundación se dedica al cuidado de los mayores LGTBI.

Pone un ejemplo: Sofía tiene un tío de 76 años. Como tantos otros homosexuales de su edad, el tío de Sofía solo se ha permitido salir del armario en la vejez y un párkinson muy avanzado amenaza con quitarle ese pequeño espacio de libertad. «Cuando nos planteamos buscar una residencia para mi tío --cuenta Sofía-- pensamos que sería muy triste condenarlo a vivir fingiendo hasta sus últimos días. ¿De qué va a hablar mi tío con señores de su edad, acostumbrados a vivir en un clima generalizado de homofobia?».

Según explica Armenteros, hay un sector del colectivo gay, los que ahora tienen 70 años o más, que sufrió de lleno la persecución de la dictadura --primero la ley de vagos y maleantes y luego la de peligrosidad social-- y que en muchos casos aquello provocó un shock tan traumático que les dejó graves secuelas: «Han vivido muchísimos años teniendo que ser otra persona, viviendo la homofobia, incluso interiorizándola, y educados en el odio hacia quienes eran como ellos mismos». Continúa Armenteros: «Queremos darles al final de sus vidas aquello que se merecen como seres humanos y que no han podido disfrutar nunca públicamente, porque han tenido que vivirlo en lo oscuro, en la soledad, en los márgenes. Nos va a llenar de satisfacción conseguir que encuentren, al final, el sentido de su vida». Una acción loable. Un ejemplo a seguir.

*Secretaria Área Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón