La inoperancia y la indignidad suelen tener esas cosas. Cuando levantar el vuelo y poner quilómetros de por medio ya no es suficiente. Cuando tampoco lo es abrir viejas heridas o cocinar falsas realidades que te endulcen con mentiras el horizonte electoral. Cuando todo eso no funciona y no conoces más estrategia que la del ataque llegas a un punto en el que solo te queda vestirte de víctima e intentar ganar tiempo mientras te resquebrajas a marchas forzadas y, lo que es peor, resquebrajas a España y su crecimiento.

Eso es lo que le está pasando al Gobierno okupa del doctor Sánchez. Ante el evidente desgaste que está sufriendo con dos ministros dimitidos y otros tantos en la rampa de salida, el Ejecutivo socialista ha optado por envolver su debilidad en un halo de victimismo que ya no engaña a nadie.

Porque España no merece que mientras su economía se ralentiza, el PIB registra su menor crecimiento desde el 2014 y la Cataluña secesionista sigue tensando la cuerda, su Gobierno esté fuera de órbita y más pendiente de un ministro galáctico que evade impuestos, una ministra zombie sin reparos o un presidente de gira mundial mientras deja la casa por barrer.

Y lo más preocupante es que en pleno proceso de descomposición y cuando el Gobierno más agotado está, y todos de él, éste, lejos de entonar el mea culpa, decide matar al mensajero, denunciar una «cacería» y amenaza con amordazar a la prensa.

Sánchez nos haría un favor a todos y a si mismo si de una vez por todas pone los pies en el suelo y en lugar de ver acoso tras cada molino deja él de acosar el bolsillo de los españoles, la dignidad de la democracia y la estabilidad de todo un país.

Por eso, convoque elecciones y si no, por lo menos, no tenga vergüenza: plagie al PP sin comillas. Plagie sus medidas por el bien de España.

*Presidente NNGG PP