Estremece recordar aquellas concentraciones en la madrileña plaza de Oriente para exaltar al dictador. Convocatorias que se realizaban varias veces al año antes de que se limitaran al 20-N tras la muerte de Franco. En los barrios próximos, como mi barrio latino, veíamos el paso de las camisas azules de Fuerza Nueva, que eran lo más en aquel entonces, y las hordas de Guerrilleros de Cristo Rey. El ruido nos encogía, sobre todo porque era peligroso, porque inyectaban odio, porque un país dividido y atormentado era la garantía de un poder absoluto. El miedo contenido durante tantos años seguía paralizando a una sociedad que en aquellos años setenta ya divisaba, no obstante, el futuro sin el dictador. Pero los guerrilleros fascistas y las camisas azules no se fueron, crecían, imponían doctrina, siguieron propagando el miedo y el uso de la violencia para intentar detener cualquier avance.

Hoy vuelvo a recordar aquellos sonidos y aquel temblor que te recorría el cuerpo cuando te cruzabas en el barrio, en la Universidad, en algún local de Moncloa o Malasaña, con un grupo de Cristo Rey. Porque acosaban, agredían y asesinaban. El franquismo tenía que seguir crispando y rompiendo España para mantenerse. Con la Transición y la Democracia fueron retirándose pero no desaparecieron nunca. Fueron mutando con los nuevos tiempos bajo siglas electorales, pero la esencia del vencedor, de esa victoria que arruinó a este país, seguía latiendo.

NO PODEMOS PERDER la memoria colectiva ni los esfuerzos y lucha de esta sociedad para sobrevivir en medio de aquella miseria. Hoy quieren devolvernos a la oscuridad y pretenden que tengamos miedo, porque esta derecha nunca ha asumido la pérdida del poder que considera propio, ni soporta que las políticas progresistas mejoren la vida de las personas. Y ahora, exacerbados, están inoculando el odio y la confrontación en una sociedad cansada del ruido y de tanta crisis. Están estigmatizando al contrario, a una izquierda que, además, sigue dividida. La política del odio, fascismo y populismo ya cabalga a lomos de Trump, Bolsonaro, Salvini, Le Pen, Strache, Wilders, Putin, Orbán, Kaczynski, Abascal… Pretenden destruir y crear un nuevo orden nacional y europeo. La única respuesta a la revancha de esta derecha es la reacción, la rebelión ciudadana.

*Periodista